Morelia, Mich., Miercoles, 24 de Abril de 2024

Sección:Columna

Lo que aprendí en el camino

Por: Arturo Zaldívar/Reportedigital.mx

Ciudad de México.- El próximo 31 de diciembre concluye el período como presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación de Arturo Zaldívar y, con ello, dijo, la que hasta ahora ha sido la experiencia profesional más gratificante de mi vida. 

A continuación la reflexión del presidente de la SCJN: 

Tengo la satisfacción de haber cumplido todos los compromisos que asumí al inicio de mi gestión. 

Frente al panorama gris que se cernía sobre el Poder Judicial Federal hace cuatro años, hoy puedo decir que la labor de autocrítica, el esfuerzo de renovación, la modernización y el acercamiento con la sociedad rindieron sus frutos.

Saber que dejo un Poder Judicial en el que cada persona juzgadora es libre de resolver cada día con toda libertad e independencia, protegida por las garantías institucionales que logramos preservar en su favor; saber que cerramos la brecha histórica de género en la carrera judicial y que nuestra defensoría pública liberó a 41,000 personas pobres, injustamente encarceladas son mis más grandes satisfacciones. 

Pero sin duda, lo que más atesoraré de estos cuatro años son los aprendizajes que adquirí a lo largo del camino, los que marcaron el rumbo de mi presidencia y que marcarán el resto de mi vida. 

De las mujeres del penal de Santa Martha, de escucharlas y ver cara a cara su dolor, aprendí que la injusticia de nuestro sistema penal destruye vidas, familias y comunidades, y que tiene un impacto diferenciado en las mujeres, especialmente en las más pobres, y en todas las que se encuentran en la intersección de desigualdades, ya sea por su edad, color de piel, pertenencia a la diversidad sexual, origen étnico, discapacidad, etc. 

De las diversas reuniones que a lo largo de este tiempo sostuve con organizaciones de mujeres y con víctimas, aprendí las mil y una caras que tiene la violencia de género y que quienes no estamos en sus zapatos no somos nadie para juzgar su lucha; que, por el contrario, nos toca amplificar su mensaje, visibilizarlas y hacer que sus voces se escuchen. 

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